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CASERIO GERNIKA

VITORIA / GASTEIZ

Intervenir en un edificio ya existente exige, inevitablemente, tomar postura ante su transformación en el espacio y el tiempo.
 

El vacío se relaciona con el lleno. Los ejes eluden la simetría y la mantienen. La lógica compositiva clásica se somete al orden general logrando un equilibrio abstracto con el entorno natural.

PREMIOS COAVN 2007

1º PREMIO



PREMIOS FAD 2007

FINALISTA

PREMIO DE ARQUITECTURA ESPAÑOLA 2007

SELECCIONADO

PREMIOS VIVIR CON MADERA 2007

FINALISTA


Caserio Gernika

El Caserío Gernika es un edificio construido en 1906, con una serie de características representativas de su época, que sin poder ser catalogado en sentido estricto como monumento, fue incluido por las Ordenanzas Municipales dentro de la categoría de Conservación Estructural. Esto significa que se debían conservar su volumetría, los elementos ornamentales característicos y los materiales en los que se había construido.

El edificio se encuentra enclavado en la ciudad-jardín, conjunto de viviendas donde se asentó la pequeña burguesía vitoriana. La parcela disfruta de un jardín de generosas dimensiones, muy próxima al centro de la ciudad. La construcción la realizó el patriarca de la familia Buesa, para su numerosa prole compuesta por trece hijos.

 El edificio estuvo habitado hasta principios de los 90 y tras un periodo de abandono se comenzó su recuperación en Abril de 2004.

 Se trata de una actuación sobre una estructura existente, tratada con sensibilidad, articulada en torno a cuatro elementos: el edificio principal, el edificio anexo de nueva construcción, la galería acristalada y el jardín.

El Edificio Principal

Las ventanas se repiten sistemáticamente, resolviéndose el programa de 4 viviendas dúplex de un modo equilibrado.

Las plantas intermedias (primera y segunda) albergan la zona de dormitorios en un programa compartido por las cuatro viviendas. La estancias principales, cocina y zona de estar, disfrutan en la planta baja del jardín y en la planta de entrecubierta de unas amplias terrazas con espectaculares vistas de los Montes de Vitoria.

Se han utilizado materiales naturales, madera y piedra, que con sus imperfecciones, generan texturas primigenias, las cuales entroncan con la percepción del carácter vasco, rudo pero sincero.

Este edificio a su vez, en su estado original, presentaba un anejo, el cual al recuperarse ha recibido un tratamiento completamente contemporáneo; una celosía alistonada de madera de roble oculta y protege los grandes ventanales de los dormitorios.

 

 

El Edificio Anexo

Exento del edificio principal se ha construido un cuerpo de nueva planta para completar la edificabilidad asignada a la parcela. Se completa el programa de las viviendas disponiendo cada una de ellas de un amplio espacio que puede utilizarse como apartamento para invitados, despacho profesional, lugar de trabajo o lugar de juego de los más pequeños.

La intervención es contundente, muros de hormigón armado con un tratamiento alistonado de madera sirven de apoyo al forjado de losas alveolares no necesitándose pilares para salvar luces de aproximadamente doce metros. La planta de sótano alberga los garajes.

El edificio se protege en su parte posterior y se abre hacia el jardín con ventanales de poderosas dimensiones.

La Galeria

Quizá el elemento clave de la intervención sea la galería acristalada. No sólo se trata de un elemento que ordena y jerarquiza el espacio, sino que se trata de una estancia en sí misma para los muchos días que la climatología vitoriana es adversa. Claustro transparente, la silueta de los apoyos repetidos sistemáticamente, genera un elemento ejemplar y vibrante.

Constructivamente los pies metálicos resuelven simultáneamente la carpintería y la estructura, el solado es hormigón pulido in situ, reservándose la nobleza para el techo de madera de roble. La iluminación constituida por luminarias ocultas tipo LED crea al anochecer un sugerente juego de luces y sombras.

El Jardín

Se trata de un jardín centenario compuesto por tilos, chopos y nogales.

Una de las claves del diseño ha sido someter a las diferentes partes al orden general del jardín, cuya armonía y equilibrio son un regalo para el proyecto.

La Intervención

Javier Bárcena y Luis Zufiaur consiguen expresar las partes más simbólicas del programa de un modo equilibrado, sin exageraciones, recurriendo a mecanismos compositivos similares a los utilizados por los maestros Jorgen Bo y Vilhelm Wohlert en el maravilloso museo de Lousiana. El vacío se relaciona con el lleno. Los ejes eluden la simetría y la mantienen. La lógica compositiva clásica utilizada en la definición de las partes se someten al orden general, que busca un equilibrio abstracto con el entorno natural, en especial, con el jardín.

El esfuerzo realizado en resolver y definir todos los elementos; escaleras, mobiliario, galería, iluminación… , dispuestos de un modo preciso ha originado un edificio cálido, sereno y elegante.

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